Este parque es todavía bastante desconocido para la mayoría de los habitantes de Madrid. Quizás porque no está en el centro y además, sólo abre los fines de semana.
Permanente.- El jardín El Capricho de la Alameda de Osuna es uno de los espacios verdes que conforman el patrimonio artístico-natural de Madrid. Se trata de uno de los parques más bellos de la ciudad y, paradójicamente, es todavía un gran desconocido para los madrileños. Este jardín de 14 hectáreas, nace sobre 1784 cuando los Duques de Osuna, una de las familias más ilustradas y poderosas del momento, adquieren esta finca para dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas y para alejarse de la gran ciudad.
De sus rincones, además de sus bellos jardines, destacan la plaza de El Capricho, el Palacio, el estanque, la plaza de los Emperadores, o la fuente de los Delfines y de las Ranas. Constituye el único jardín del Romanticismo existente en Madrid. Muestras de ello son el laberinto de arbustos, los edificios, como el palacete, la pequeña ermita, o el hermoso salón de baile, además de los riachuelos que lo recorren y estanques, donde se pueden encontrar cisnes y patos.
Dónde: Paseo de la Alameda de Osuna, s/n (Metro: El Capricho L5)
Horario: Primavera-verano (abril a septiembre): sábados, domingos y festivos de 09:00 a 21:00 h. Otoño-invierno (octubre a marzo): sábados, domingos y festivos de 09:00 a 18:30 h. Cerrado: 1 de enero y 25 de diciembre. Durante los días con actuaciones el parque cierra a las 15:00 h.
Entrada gratis
El capricho de una duquesa
En el siglo XVIII la Duquesa de Osuna compró estos terrenos. Pertenecía a una familia de aristócratas muy conocida. Eran grandes amantes de la música, el arte y la literatura. Querían que estos jardines fueran un lugar para la diversión y el esparcimiento.
La idea era crear un parque donde se sorprendiera al visitante con diferentes construcciones pequeñas y arreglos especiales, como un laberinto, que podían aparecer inesperadamente mientras se paseaba por el parque.
Entre las construciones hay una vieja casita de campo, la Casa de la Vieja. Ahí la duquesa y sus amigos se disfrazaban de campesinos e imitaban lo que ellos creían era la vida rural. Por supuesto que la idea que tenía ellos no se correspondía con la realidad y la casa es más de cuento que de otra cosa.
Otra construción es la ermita. Incluso tenían a un ermitaño viviendo en ella. Durante mucho tiempo se creyó que, tras morir, este hombre había sido enterrado aquí.
Podemos decir que este tipo de parque era lo que hoy en día son los parques temáticos.
Era un parque muy popular entre la aristocracia madrileña y era un honor ser invitado a visitarlo.
La duquesa quería competir con la duquesa de Alba e incluso con la reina María Luisa. Por eso contrató a dos afamados jardineros franceses que tuvieron que prometerle que no trabajarían en ningún otro jardín en España.
Durante la Guerra de la Independencia toda este zona estuvo ocupada por el ejército francés.
Tras la guerra, la duquesa regresó a Madrid y continuó embelleciendo el parque.
También sus herederos quisieron mantener el estilo del parque y, por ejemplo, organizaron carreras de caballos.
El parque perteneció a la familia de Osuna hasta finales del siglo XIX, cuando el último duque perdio todas sus posesiones debido a su vida licenciosa.
Abandono y rehabilitación
Durante la Guerra Civil el parque no sufrió daños de importancia, pero sí que se construyeron varios refugios antiaéreos.
Tras la guerra el parque pasó a manos de distintas personas que no se ocuparon de él. Se utilizó paraalmacenar maquinaria e incluso se rodaron algunas películas de acción en él.
En 1974 el Ayuntamiento compró el parque y lo ha estado rehabilitando.
Aunque sólo abre los fines de semana, también ofrece conciertos y otro tipo de espectáculos.
Una visita a este parque es realmente una experiencia diferente. Es asombroso encontrar un ejemplo tan claro de lo que fueron los jardines románticos.