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miércoles, 24 de octubre de 2012

La ruta de las torres vigías de Cabo de Gata por todo el litoral almeriense


Torre Vigía En La Ruta
Foto: EUROPA PRESS
Establecimiento
Cabo de Gata es un destino mágico con muchas cosas que mostrar y un sinfín de historias y leyendas para contar. Esta región almeriense fue muy codiciada en época de piratas genoveses, berberiscos y turcos. Por ello, y para salvaguardar las poblaciones más cercanas, se construyeron la torres o atalayas vigía, conectadas visualmente unas con otras mediante fogatas durante la noche y señales de humo por el día.

Dejamos volar la imaginación y nos trasladamos al litoral de Cabo de Gata en el siglo XVI. Alzamos la vista y divisamos una hilera de luces parpadeantes. Se trata de las torres vigía o atalayas que alertaban de las posibles invasiones de piratas genoveses, berberiscos o turcos, eran los que principalmente atracaban en la costa almeriense para reponer fuerzas y guardar sus tesoros acumulados. Estaban conectadas visualmente, unas con otras, mediante fogatas en la noche y con señales de humo durante el día, ya que ésta era la única forma de comunicación que tenían los vigilantes para dar el aviso ante el peligro.

Estas construcciones, que datan de la época musulmana, han visto cambiar su aspecto y estructura, tras la conquista cristiana, en función de las necesidades de cada tiempo. En la actualidad todo este patrimonio defensivo está considerado como Bien de Interés Cultural por ser Monumento Histórico Artístico Nacional.

Para descubrir de primera mano todas estas maravillas arquitectónicas, el viajero debe comenzar su recorrido en el pueblo de Retamar y contemplar allí la Torre García construida en el siglo XVI y ubicada sobre la arena. Cuentan las historias de la zona que en la madrugada de una noche de Diciembre de 1502, el vigía que custodiaba la atalaya encontró la imagen de la Virgen del Mar, patrona de Almería, y la recogió, tal como está reflejado en la lápida que se encuentra en los muros de esta torre.

Continuando el viaje por el litoral de Cabo de Gata se llega hasta la localidad de La Almadraba de Montevela, donde el viajero descubre, en el alto de una colina a ras de costa, la torre vigía de la Vela Blanca. Una construcción que data del siglo XVII y se ubica al sur de la playa del Mónsul, muy próxima al pueblo de San José. Parada obligada ya que es una de las urbes con mayor tradición pesquera y ganadera de esta zona almeriense.  Aquí se encuentra la torre vigía de Cala de Higuera, construida en el siglo XVI. Actualmente esta atalaya, que se encuentra volcada en posición invertida, sólo conserva los cimientos. En este pueblo, San José, el viajero podrá descansar y degustar algunos de los mejores platos de la gastronomía almeriense en el Hotel Doña Pakyta, a pie de playa, o en el Hotel Cortijo el Sotillo, en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

La "ruta de las torres vigía" se extiende también por la población de Rodalquilar, donde se encuentra la torre Los Lobos, construida por los nazaríes, desde 1990 se utiliza como faro. Siguiendo el recorrido, el viajero llega hasta la villa de Las Negras para descubrir la torre de San Pedro, que data del XVI aunque fue reconstruida en el XVIII, aprovechando una atalaya musulmana destruida.

Y al final de esta excursión por el pasado se encuentra el municipio de Carboneras, donde se ubica la torre del Rayo construida en la época Nazarí y reconstruida en el Renacimiento. Custodiada en sus inicios por dos guardas para años más tarde ser abandonada a su suerte, por el evidente peligro de ser atacados o secuestrados por los piratas berbéricos que atracaban en esta zona.

La "ruta de las torres vigía" es, por tanto, un viaje para disfrutar en compañía, una aventura para conocer una zona de Almería prácticamente virgen y un destino para respirar aire puro y descansar.

Verín, el país del agua en Galicia


Castillo De Monterrei
Foto: EUROPA PRESS
Virgen de los RemediosCovento de la MercedA XirondaCastrelo do Val
Verín es el "país" del entroido, la tierra de los peliqueiros y los cigarróns, de la Ruta de la Plata, de los manantiales y el vino. La comarca más grande de la provincia de Ourense ofrece al visitante tradiciones centenarias, arte y entornos naturales únicos de altas montañas y valles extensos. Pero pocos saben además que Verín es también el ''país'' del agua.

De norte a sur, la depresión tectónica sobre la que se asienta la comarca de Verín se abre formando un triángulo casi perfecto bordeado por cordilleras y que tiene su continuación más allá de la frontera con Portugal. La geografía de esta comarca delimita de forma clara su territorio, un gran valle atravesado de norte a sur por el río Támega y rodeado por el norte, este y oeste, por un marcado perímetro montañoso. El cauce del río Támega, afluente del Duero, nace en la Sierra de San Mamede, desde donde baja encajado entre las montañas hasta llegar al valle de Monterrei. Visitar la zona es descubrir que nos encontramos en las tierras más fértiles de toda la comarca, sembradas de viñedos y donde se forman numerosos humedales de gran riqueza ecológica de tipo mediterráneo.

Manantiales
Y es que Verín es una tierra de agua, una tierra interior y por lo tanto sin acceso a la costa pero en la que, como ocurre en toda la provincia de Ourense, la riqueza fluvial y de aguas termales y minerales es casi infinita. Las aguas de Verín han hecho famosa a la comarca, no solo por sus características y calidad, sino también porque los manantiales de Verín han dado lugar al nacimiento durante el siglo XX de importantes marcas comerciales de agua mineral embotellada.

La historia de los manantiales de Sousas, Cabreiroá y Fontenova es ya antigua. El valle de Monterrei se encuentra recorrido por unas cuantas fracturas tectónicas. La más importante de todas ellas es la conocida como fractura da Corga y de ella surgen las aguas termales de la comarca. En el caso de Sousas las primeras noticias sobre su existencia datan de 1853, aunque la tradición asegura que el descubrimiento de las propiedades curativas de sus aguas se produjo unos cuantos años antes, a raíz de que un caballo del ejército napoleónico sanara de una enfermedad que padecía tras beber del manantial.

Por su parte, Cabreiroá era ya una charca conocida por los vecinos de la zona y fue un cura de Verín el que en los primeros años del siglo XX adecentó el sitio. En el lugar en el que está el manantial de Fontenova, fueron encontrados restos de cerámica de origen romano, por lo que es posible que estas aguas muy ricas en fluoruro sódico fueran ya conocidas y aprovechadas desde hace dos mil años.

Centros termales
Las propiedades curativas y medicinales de todas estas aguas provocaron que, en torno a ellas, surgieran establecimientos balnearios a los que acudían numerosos agüístas para mejorar su salud. En las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, Verín se convirtió en uno de los centros termales más importantes y populares de España. La convulsa historia de la primera mitad del siglo XX supuso el cierre y abandono de estos balnearios hasta provocar prácticamente su desaparición.

El siguiente capítulo de la historia de las aguas de Verín es el de la explotación comercial de estos manantiales. Las empresas Cabreiroá, Sousas y Fontenova se han convertido en firmas de reconocida calidad y prestigio en toda España y aunque la popularidad de Verín como villa termal desapareció con el cierre de los viejos balnearios, el agua embotellada de la comarca mantiene el prestigio de sus manantiales que continúan atrayendo a numerosos visitantes.

La lista de las fuentes medicinales de la comarca no se termina con estos tres que hemos citado. En Vilaza, dentro del municipio de Monterrei, está el manantial de Requeixo, un balneario que gozó de gran popularidad y que también, como en el caso de los ya citados, embotelló sus aguas para la explotación comercial, pero que en la actualidad se encuentra abandonado. Algo similar sucedió con el Balneario de Caldeliñas, que ya desde los primeros años del siglo XIX era conocido, aunque hoy del antiguo edificio solamente se conservan las ruinas. Por último hay que mencionar la Fonte do Sapo, otros de los manantiales de la comarca de Verín cuyas aguas poseen importantes características mineromedicinales de propiedades curativas.

Junto a las aguas, el vino, la naturaleza y el patrimonio artístico completan la oferta turística de Verín, una oferta que se concreta en un fuerte crecimiento de las empresas del sector servicios, ubicadas en un alto porcentaje en la capital de la comarca y en su mayoría dedicadas a la hostelería, las actividades de ocio y los transportes

Tapia de Casariego en la ruta jacobea asturiana


Monumento a los hombres y mujeres de la mar.
Foto: JCG
La costa próxima a TapiaBarcas en el puertoFaroFaroPuertoHomenaje a la mujer de TapiaParroquia de San estebanFuente en el casco viejo
La costa occidental asturiana tiene un nombre propio: Tapia de Casariego. La rasa costera forma una ondulada llanura al norte del municipio y  en el sur encontramos una geografía montañosa que corona el pico de Pousadoiro de más de 600 metros de altura. En su costa se incluyen numerosas y agradables playas bañadas por el cantábrico de las que se puede disfrutar por cuenta propia o también acceder por alguna de las rutas que se proponen. Trayectos en coche o a pie que discurren entre la naturaleza, bordeando el mar, o por el casco urbano. Numerosas posibilidades planificadas para exprimir al máximo la riqueza turística de la villa asturiana.

En su centro encontramos la Plaza de la Constitución, conocida como el Parque. Es una zona cercada por tres de los edificios más emblemáticos del municipio que son el Ayuntamiento y los colegios. También destaca el barrio de San Blas, uno de los más antiguos que conserva en sus muros el paso de los años. Para conocer a fondo esta zona del principado de Asturias, hay que visitar el Palacio de campos, rodeado de una extensa finca amurallada del siglo XV. En general, la apariencia urbanística de Tapia de Casariego es la expresión de la arquitectura pacega gallega en el conjunto de sus casas y edificios más importantes como son iglesias, capillas y ermitas. Destaca el Santuario de los Mártires, con retablos del siglo XVIII, Iglesia de Santiago de la Roda, capilla de Nuestra Señora de los Remedios y la Parroquia de San Esteban, de estilo neogótico. También se han levantado construcciones modernistas como la casa de Bobis.

Es imprescindible no salir de la provincia asturiana sin visitar el faro Isla de Tapia, por el que ha pasado un siglo y medio de antigüedad. Está unido a la tierra por un dique y ofrece al visitante un agradable paseo por la costa. El puerto, también recomendado, se utiliza para atracar barcos y de igual modo para alojarse y conocer la villa. El entorno que le rodea es la expresión del paso del tiempo en edificaciones muy peculiares.

La oferta gastronómica de bares y restaurantes suma también las sidrerías. Todos los establecimientos dedican sus fogones a la cocina tradicionarespondiendo a la demanda de los clientes que buscan para su paladar lo mejor del norte de España.

A principio del año, el 3 de febrero se celebra la fiesta de San Blas y en el mismo mes, el carnaval, atractivo por sus ancestrales tradiciones. Tapia acoge desde 1971, durante la celebración de la Semana Santa, una de las pruebas del campeonato europeo de surf que concentra tasas turísticas que superan los meses estivales de julio y agosto. La fiesta de nuestra Señora del Carmen también cuenta con celebración especial por la devoción del sector pesquero.

La visita
Casas blasonadas y palacios Son construcciones tradicionales con influencia de la arquitectura pacega gallega, entre los que cabe destacar:

- Palacio de Campos o Casona de los Magdalena: se encuentra en la localidad de Campos, cercano a la carretera N-634. Dispone de una plata baja, un piso noble y un patio central. Frente al Palacio existe una capilla.
- Palacio de Cancio Donlebún: situado en la localidad de La Veguina, a una distancia de 12 kilómetros de Tapia.
- Palacio de los hermanos Cotarelo Villamil: situado en la población de Serantes.

Tapia capital
- Casa de Reguero, restaurada en 1991, como Casa de Cultura, la plaza de la Constitución que está delimitada por tres de los edificios emblemáticos de la villa: el Instituto de Segunda Enseñanza, las Escuelas y el Ayuntamiento.

- Santuario de los Mártires, con unos interesantes retablos del siglo XVIII; y la iglesia parroquial de San Esteban, que se erige en la villa tapiega, de estilo neogótico. Otras iglesias y capillas del municipio de Tapia son: la capilla de San Blas, la capilla de San Sebastián, la capilla Nuestra Señora de los Remedios, la capilla de Nuestra Señora de la Encontrela, la capilla de San Antonio, la capilla de La Paloma, la capilla de San Esteban, la ermita de Cancio, la iglesia de Campos y Salave, la iglesia de Santiago de La Roda, la iglesia de San Andrés de Serantes y el santuario de los Mártires.

Puerto y el faro Isla de Tapia
- El faro, situado sobre un islote, cuenta con casi un siglo y medio de antigüedad. Se encuentra unido a tierra por un dique, que permite al visitante disfrutar de un bonito paseo. Junto al puerto se pueden apreciar edificios populares y pintorescas casas que han sobrellevado el paso de los años.

 Castros
- Castro Castello, perteneciente a la localidad de Campos.
- Castro El Picón.
- Castro Los Castillos de Pereira, en la localidad de El Monte, un pequeño pueblo que se encuentra en la parroquia de La Roda, a unos 8 kilómetros de Tapia de Casariego.
- Castro Las Coronas: se encuentra en la población de La Roda, a unos 6 kilómetros de Tapia.
- Castro de Represas, en el centro de Tapia de Casariego.
- Castro Los Castros, también en Tapia de Casariego.