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jueves, 18 de septiembre de 2014

Juliobriga Ciudad Romana, Retortillo, Campoo de Enmedio. Cantabria.

La primera y más importante ciudad romana de la Cantabria antigua

Imagen de Juliobriga Ciudad Romana

Julióbriga es especial por ser la ciudad romana más importante de las 9 fundadas en Cantabria. Está situada sobre una colina muy cerca del pueblo Retortillo, en el valle de Campoo. Se fundó al final de las Guerras Cántabras, entre los años 15 a 13 a. c. Fue una ciudad de carácter civil que tuvo que administrar una amplia zona incluido una franja costera. 

De Julióbriga partía una calzada romana que la comunicaba con "Pisoraca" Herrera de Pisuerga, "Portus Blendium" Suances y "Portus Victoriae Iuliobrigensium" Santander , fue una de las principales arterias de unión entre el norte y la Meseta.

A pesar de conocerse la existencia de esta ciudad desde antiguo, con las diversas excavaciones, comenzadas a mediados del siglo XX, han salido a la luz muy pocas zonas de las ruinas. Se han descubierto objetos y restos que comprenden desde la Edad del Hierro hasta la Edad Media.

La ciudad fue abandonada a lo largo del siglo III, y ocupada de nuevo por grupos reducidos de gentes durante el siglo IV. Desde el siglo V y hasta el siglo XIII, el centro de la ciudad se utilizó como cementerio, terminando por construirse una iglesia románica sobre el foro, en torno a la cual se formó una aldea diminuta. Posteriormente, en el siglo XII se edificó, sobre la anterior, la Iglesia de Santa María de Retortillo.


La arquitectura romana en Julióbriga llega a su máxima definición a finales del siglo I, caracterizándose por grandes zócalos pétreos de mampostería tomada con barro en combinación con sillería de arenisca (únicos restos que hoy se pueden contemplar), y muros de adobe, tapial y madera con techumbres de madera y teja. En las casas más ricas se han encontrado restos de estuco, así como de revoco en otras. Existió asimismo una calle porticada tras el foro, franqueada por pilastras cuadradas.

Juliobriga alcanza su pleno apogeo a finales del Siglo I
© www.fotosdecantabria.com

Entre los restos arqueológicos podemos destacar

. El Foro romano de la ciudad, 
de pequeñas dimensiones, 
edificado en lo alto de la loma, 
cerca y bajo la iglesia románica 
de Retortillo.


El foro romano está edificado en lo alto de la loma y bajo la iglesia románica de Retortillo
© www.fotosdecantabria.com


Casa de los Morillos
del año 80 d. C.



Casa de los mosaicos
con llamativos pavimentos 
blancos y negros, termas y 
un hipocaustum.


Tabernae, 
un edificio tipo ínsula con 
aterrazamiento del terreno 
para poder albergar 
almacenes y comercios.


El Museo Domus Romana
que abrió al público en el año 2003

Museo Domus Romana

Ciudad romana de Cáparra, Cáparra en Oliva , Plasencia

En las proximidades de Oliva de Plasencia, en la Ruta de Vía de la Plata, se encuentran las ruinas y los restos del Arco de Cáparra pertenecen a la que fuera la ciudad romana de Cáparra. Construido entre los siglos I y II.










Tarragona (Tarraco)

A sólo 90 kilómetros al sur de Barcelona, se levanta Tarragona, una ciudad milenaria de una grandeza que los romanos apreciaron y contribuyeron a ensalzar con su arquitectura. La antigua Tarraco se fundó en el año 218 a. de C., pero vivió su impulso definitivo a partir del 26 a. de C. especialmente cuando el emperador Augusto hizo de ella su hogar. 

Este cálido enclave en plena Costa Dorada fue importante para el imperio y se encuentra repleto de estatuas, recintos y construcciones que recuerdan aquella época. No en vano la ciudad es un museo al aire libre que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el 2000.

Su importancia la determinan monumentos sólo reservados a las urbes destacadas. Entre sus ruinas se encuentran un anfiteatro junto al mar, que albergó batallas de gladiadores y fieras y un circo que fue escenario de las carreras de cuadrigas. También por supuesto el centro neurálgico de cualquier ciudad romana que es el Foro, símbolo de la vida en el imperio con sus columnas, plazas y estancias.

Impresionantes son las murallas del Paseo Arqueológico que rodean el Casco Antiguo, a pesar de que sólo se conserva uno de los cuatro kilómetros originales. En ellas sigue en pie el Portal de San Antonio, única puerta original de la fortificación. A las afueras sobre un valle, se encuentra el magnífico acueducto del Puente del Diablo. También en las proximidades se alzan el arco de Bará y la Torre de los Escipiones, un monumento en forma de prisma cuadrangular que no se sabe si es funerario o conmemorativo.

Fuente: Guía Repsol