Ourense es piedra: monumentos. Y agua: ríos y fuentes. En especial aguas termales que tienen su origen en las profundidades de la tierra atravesando las pequeñas fisuras que el sustrato de granito le permite, y adquiriendo las propiedades de los minerales por los que pasa, llegando a la superficie donde lo podemos disfrutar.
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sábado, 29 de noviembre de 2014
domingo, 23 de noviembre de 2014
Ruinas celtas. Ulaca (Ávila)
Ávila es de las provincias con más huella celta. Sus castros ocupan lugares privilegiados, algunos de ellos cerca de la capital. La tribu celta de los vettones levantó importantes castros (abandonados en torno al siglo I a.C) que pueden visitarse hoy día. Desde Solosancho (a 22 km de la capital) una carretera de dos kilómetros lleva hasta Villaviciosa y su castillo, donde hay que dejar el coche. Un sendero de tierra señalizado conduce hasta la que fue la más importante ciudad celta en España: Ulaca, que es Monumento Histórico-Artístico. Son tres kilómetros de recorrido. Desde allí se contempla todo el valle del Amblés y los pueblos de Solosacho y Villaviciosa.
A 125 kilómetros de Madrid y 24 de Avila. Turismo de Ávila: 920 21 13 87.
El castro de Ulaca corona un imponente cerro granítico a más de 1.500 m de altitud, que se eleva más de 400 m sobre el terreno circundante.
Este poblado fotificado, que con sus 3.000 m de muralla y con una superficie de más de 60 Ha es el más grande construido por los vettones, está situado en la pedanía de Villaviciosa, perteneciente al municipio de Solosancho (Ávila); y fue habitadoentre los siglos V y I a. C., aunque se desconoce su cronología precisa.
Entre las ruinas que quedan actualmente, destacan la triple muralla que fortificaba la ciudad, una cantera de granito (en la que se pueden apreciar piedras cortadas, con las marcas de las cuñas), una sauna ritual y, sobre todo, el santuario, en el cual se practicaban sacrificios de animales y, muy probablemente, también de seres humanos (ya que está documentado que el pueblo vettón realizaba estas prácticas).
Entre las esculturas encontradas en el poblado, se encuentran dos verracos que actualmente se pueden ver en las localidades próximas al yacimiento: uno junto al castillo de Villaviciosa y otro junto a la iglesia de Solosancho.
domingo, 5 de octubre de 2014
Mogarraz (Salamanca)
Mogarraz es un municipio de la comarca de la Sierra de Francia-Quilamas, en la provincia de Salamanca, Castilla y León, España.
La villa de Mogarraz, declarada bien de interés cultural con categoría de conjunto histórico en 1998, es una hermosa población que presenta una estructura urbanística de trama típicamente medieval, con calles estrechas y trazado regular, situado en el Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia y recientemente declarado por UNESCO “Reserva de la Biosfera”. Mogarraz es uno de los pueblos más encantadores de la Sierra de Francia, situado a 85 km. de Salamanca a mitad de camino entre La Alberca y Miranda, enclave privilegiado como mirador de las sierras de Béjar y Gredos.
A Mogarraz se llega por una larga y sinuosa carretera que atraviesa el parque natural de Las Batuecas, en Salamanca. De allí parte también el Camino del Agua, una ruta circular y boscosa que une los pueblos de Mogarraz y Monforte entre acequias, molinos, pozos de nieve y obras de land art. El otoño es un buen momento para recorrerlo y, de paso, descubrir la arquitectura popular de la Sierra de Francia.
La arquitectura popular está presente en la tradicional disposición de la casa serrana, con sus típicos entramados de madera, piedra y adobe, siendo la gran altura de las viviendas, algunas de cuatro pisos, bien marcados por los salientes de rústicas vigas, elemento diferenciador de la casa serrana en Mogarraz de la casa serrana de los pueblos del alrededor. Sus callejas, rincones, escaleras de piedra y balcones con geranios, hacen que la villa tenga un encanto y atractivo singular que el visitante difícilmente olvidará.
Pero Mogarraz no sólo sobresale por su arquitectura popular, posee una artesanía rica gracias a la fabricación de botas camperas y a la orfebrería, oficios que se han conservado desde la Edad Media.
Monumentos y lugares de interés:
- Casas con arquitectura tradicional de la Sierra de Francia. Fachadas con entramados serranos de madera rellenas de mampostería y símbolos a descubrir grabados en la piedra. Balconadas típicas.
- Iglesia parroquial Nuestra Señora de las Nieves con planta de cruz latina y altar barroco. El campanario destaca sobre los tejados de las casas de la villa.
- Plaza Mayor, es de forma ovalada, donde se celebraban festejos taurinos.
- Ermita y Fuente del Humilladero.
- Museo Etnográfico de Mogarraz "Casa de las Artesanías", un recorrido por la artesanía más peculiar de la localidad. El trabajo del oro (los orives), el cuero, los bordados y los trajes,
- Mogarraz cuenta con un trazado urbano muy característico, con influencia del mundo árabe y judío.
Todo el pueblo de Mogarraz es el espacio expositivo y de sus fachadas cuelgan los diversos retratos. En 1967 se hicieron los primeros DNIs y por tanto se le hizo una foto a cada habitante del pueblo.
El valor añadido de la exposición es que cada retrato se ha colocado en la fachada de la casa donde vive o vivió el retratado. Es fácil encontrarse en la puerta de una casa a un anciano sentado debajo de su propio retrato.
martes, 30 de septiembre de 2014
Calaceite (Teruel)
Calaceite es un pueblo de Aragón (España), provincia de Teruel, de la comarca del Matarraña
El pueblo de Calaceite se encuentra situado en la carena de una loma que forma la divisoria de aguas entre el río de Algars y el Matarraña, en el cual sobresalen los cerros de San Antonio, de San Cristóbal y del Castillo. El núcleo más antiguo se formó alrededor del antiguo castillo, del cual no quedan restos visibles, donde se edificó también la primitiva iglesia de San Pedro, parece ser que en el mismo lugar donde se encontraba la antigua mezquita.
El municipio tiene el origen en la época de la dominación islámica de la península. Se cree que el topónimo de Calaceite proviene de Qal' a Zeid, (castillo de Zeid) y se formó en el entorno de una fortaleza que da nombre a la parte alta del pueblo.
Su conjunto urbano es de una gran belleza, enfatizada en su claza Mayor, con su magnífica casa consistorial y sus soportales. Tambien sus magníficos edificios barrocos (como los de la calle Mayor, calle Maella o calle Roquetas). Otro punto de interés es la Font de la Vila (origen medieval). El interés de su patrimonio monumental hizo posible que Calaceite, en 1974, fuese declarada Bien de Interés Cultural.
En cuanto a su arquitectura religiosa es destacable la ermita de San Cristóbal. Tambien tienen gran interés sus capillas portales (la de San Antonio y la del Pilar) y su espléndida iglesia parroquial.
Prehistoria
El término municipal de Calaceite es especialmente rico en yacimientos arqueológicos. entre otras las pinturas rupestres de Roca de los Moros, en el barranco del Calapatá de Cretas. las pinturas de Vallrovira o el sepulcro colectivo del neolítico en Cañaret de Pallisetes en 1919.
Edad del bronce y periodo íbero
De la época de la Edad del bronce se ha encontrado diverso instrumental especializado, a veces decorado con motivos simbólicos. Pero los restos más abundantes son del período ibérico. El yacimiento más importante es el poblado ibérico de San Antonio, a 1 km al sur de la villa, excavado entre los años 1903 y 1919, localizandose los poblados que se denominaron Les Ombries, Els Castellans y la Torre Cremada. Buena parte de los materiales que se han encontrado están en el Museo Arqueológico de Barcelona. El poblado estuvo habitado desde el siglo V a. C. hasta el siglo III a. C. En la necrópolis del llano de Les Ferreres se encontró en 1903 un famoso timiaterio ibérico de bronce de gran valor, conservado en el Museo Arqueológico de Madrid.
Época islámica
Por lo que hace referencia a los restos de época de dominación islámica, solo se han encontrado escasos restos en las partidas del Molino Nuevo y del Molino Viejo, en los azudes que dan la entrada de agua de las acequias que riegan las huertas.
Edad Media
En 1132 Alfonso I de Aragón conquisto Calaceite a los árabes, los cuales volvieron a recuperarla hasta que la volvió a conquistar Ramón Berenguer IV en el 1149 con la ayuda de Bernat de Cambrils, que rápidamente actuó como primer señor del lugar. Aunque parece ser que la conquista definitiva la realizó Alfonso II el casto entre 1168 y 1169. Heredaron los derechos señoriales de Bernat de Cambrils su hijo y su yerno Rollan de Cambrils y Dalmau Cañelles. El 1209 los señores de Cambrils retornaron sus derechos señoriales sobre Calaceite al rey Pedro II el católico, el cual los otorgó al obispo de Tortosa (Corona de Aragón).
En el 1271 la orden de Calatrava adquirió el dominio sobre Calaceite. La orden, con la finalidad de atraer nuevos pobladores a la villa, otorgó una interesante carta de población en la que se concedían una serie de derechos y privilegios y se constituía la base del futuro gobierno municipal.
Edad Moderna
A mediados del siglo XVII, época de guerras, enfermedades y calamidades como la peste del 1625, sequía y mortalidad de entre 1646 y 1649..., la villa al inicio de la Sublevación de Cataluña (1640), fue hostil, como Tortosa, a las tropas francocatalanas, las cuales saquearon e incendiaron la villa, incluso robaron el reloj de la torre del antiguo templo, produciéndose una reducción de la población. A pesar de esta época de guerra y calamidades, a partir del fin de siglo se inició una reanimación y una época de transformaciones. El comercio del aceite era próspero y los arrieros llevaron los productos hasta lugares lejanos. Las ferias de Santa Lucía adquirieron gran importancia y acudía gente de toda la comarca y también de las vecinas. Fue también una época de importantes construcciones, como la actual iglesia y las capillas de la Madre de Dios del Pilar y de San Antonio.
Esta época de prosperidad se cortó a principios del siglo XVIII con la guerra de Sucesión. Calaceite se decantó por el bando del archiduque Carlos y las fuerzas de Felipe V prendieron a sangre y fuego la villa, muriendo muchos de sus defensores y arruinando de nuevo la población.
Edad contemporánea
El siglo XVIII fue económicamente positivo y, en el inicio del siglo XIX, la Guerra de la Independencia Española no tuvo una incidencia importante en Calaceite, exceptuando las fuertes contribuciones que tuvieron que pagar a los franceses y a las tropas del país. En el 1823 Calaceite se liberó del dominio del capítulo de Tortosa y se convirtió en cabeza de un partido judicial, capitalidad que perdió pronto en favor de Valderrobres.
Calaceite vivió con especial intensidad las Guerras carlistas, igual que toda la comarca, ya que se produjeron hechos de armas destacados.
La guerra civil de 1936 al 1939 también fue vivida con intensidad por la población, ya que fue la primera población en que las milicias del Frente Popular venidas desde Barcelona encontraron resistencia armada organizada en su avance. La entrada de las tropas republicanas en el pueblo, después de un intenso tiroteo, el 25 de julio del mismo 1936 provocó varias decenas de muertos, la mayoría fusilados así como el incendio de los edificios religiosos y del ayuntamiento. Seguidamente el sindicato libertario de la CNT instauró un régimen de colectivizaciones y presecuciones por notivos religiosos o idealógicas que perduró hasta la entrada de las tropas franquistas en la primavera del 1938. Este último hecho significó la muerte de algunos republicanos y el exilio de muchas familias, principalmente hacia Francia.
La precaria economía de la posguerra y varias heladas que arruinaron la cosecha de aceitunas, principal fuente de ingresos de los habitantes de Calaceite, precipitaron la emigración de mucha gente hacia las ciudades industriales, Barcelona y su área metropolitana en la mayoría de los casos, en busca de trabajo. Este hecho provocó el inicio de una descenso importante de la población de Calaceite, la cual aún continua por falta de ofertas de trabajo para la juventud, que se va a estudiar fuera de la comarca y ya no encuentra posibilidades de volver.
Fuente: http://es.wikipedia.org/
Ayllón (Segovia)
Ayllón es una Villa Medieval Conjunto Histórico Artístico de carácter nacional desde 1973 y es una de esas excursiones de la provincia de Segovia que conjugan monumentos, paisaje e historia.
Los celtíberos son los primeros aylloneses de los que se tienen noticia, según abundantes restos aparecidos en el cerro donde hoy se alza la torre de La Martina. Después llegaron los godos, visigodos y musulmanes.
Por la Villa, desde que fue reconquistada, pasaron Alfonso VI, Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando III, Fernando IV, Juan II, María de Molina, el Cid Campeador, y ya en 1929, la infanta doña Isabel. Santos como San Francisco de Asís al que se le atribuye la fundación del Convento de San Francisco, San Vicente Ferrer o Santa Teresa de Jesús.
Juan II concedió el señorío de la Villa de Ayllón a Don Alvaro de Luna quien en 1423 sería nombrado Condestable de Castilla, fiesta que se celebra en la localidad el último sábado del mes de julio.
La Villa de Ayllón se encuentra en el extremo nordeste de la provincia de Segovia, asentada en las faldas de una rojiza colina y lindando con la provincia de Soria y Guadalajara. y muy cerca de la provincia de Burgos
Al este se encuentra la Sierra a la que da nombre, la Sierra de Ayllón, coronada por el pico del Grado (1.613 m .) junto al cual pasa la carretera que une a esta Villa con la provincia de Guadalajara.
ARCO MEDIEVAL
El Arco medieval que da acceso al pueblo (el único que queda de los tres que tuvo el recinto amurallado de la villa) se encarga, como buen centinela, de dar la bienvenida a todo el que se acerca a Ayllón en busca de su historia y sus encantos.
Los escudos que pueden verse en dicha entrada datan de mediados del siglo XVI, y fueron colocados por orden de don Diego II López Pacheco y doña Luisa Cabrera de Bobadilla, marqueses de Villena.
Por su parte, los escudos que campean en la Casa del Ayuntamiento pertenecen también a dichos marqueses, al igual que los que lucen en la portada del convento de las Monjas Concepcionistas.
PLAZA MAYOR
La Plaza Mayor de Ayllón, es una de las más bellas y sugestivas de España, con viejos soportales de madera, en cuyo fondo se halla la casa del Ayuntamiento, antiguo Palacio de los Marqueses de Villena, la antigua Iglesia Románica de San Miguel, con el fondo de la Martina y la Espadaña de la Iglesia de Santa María la Mayor.
EL CASTILLO Y LA MURALLA
El castillo de Ayllón se alzaba en el cerro que domina la villa, toda ella circundada por un murallón de tapial árabe de gran espesor denominado ‘Los Paredones’, en los que pueden apreciarse restos de vigas empotradas perpendicularmente.
Dichas vigas permitían apoyar en ellas dos tableros verticales, los enconfrados, que luego eran rellenados con tierra apisonada, a la que se añadía una lechada de cal.
Un enorme bloque de argamasa, situado en la parte más próxima al pueblo, hace suponer que de allí arrancaran las murallas que rodeaban la villa, para después bajar junto a la iglesia de San Juan y Los Adarves, en cuya cerca de la huerta de las madres concepcionistas pueden apreciarse aún varios lienzos.
Desde allí, frente al río Aguisejo y siguiendo por las huertas, junto a la carretera de Soria, la muralla cerraba la villa y subía por las laderas opuestas del cerro.
LA MARTINA
Dominando la villa, impertérrito al paso de los años, se alza el cerro conocido como ‘El Castillo’, y sobre él, La Martina, la torre albarrana de origen árabe que se ha convertido en la imagen más emblemática del pueblo.
La Martina es la prueba evidente de la presencia de una fortificación musulmana de la que sólo queda esta antigua torre-vigía de piedra, con sus correspondientes almenas. Tiene planta pentagonal y en sus muros se abren dos enormes arcos de medio punto, que posiblemente sirvieron como paso del camino de ronda de la muralla.
Pasados los años y concluido el dominio árabe, junto a dicha torre se levantó la románica y ya desaparecida iglesia de San Martín -de ahí su nombre-, y La Martina, una vez reforzada y acondicionada, pasó a ser utilizada como campanario.
Desde ella puede contemplarse una bellísima panorámica tanto del pueblo y sus campos circundantes como de la cercana Sierra de Ayllón.
En lo alto del cerro, al margen de los restos celtibéricos y romanos hallados en distintas excavaciones, también destaca la presencia de ‘Los Paredones’, antiquísimos lienzos de tapial árabe pertenecientes a las murallas, a partir de los cuales se puede apreciar el antiguo trazado del recinto amurallado así como las ruinas de la iglesia de Santiago.
PALACIO DE LOS CONTRERAS
A la derecha, una vez pasado el Arco que da acceso a la villa, se encuentra este interesantísimo edificio de fachada de estilo gótico isabelino. Su portada, de sillería, se halla recuadrada con un cordón franciscano, con tres escudos ladeados hacia la izquierda.
En el interior de esta casa-palacio, declarada Monumento Histórico-Artístico en 1969, se conservan unos bellos artesonados y un mobiliario de gran valor.
Popularmente, es conocido como el palacio de don Álvaro de Luna, afirmación ésta muy alejada de la realidad, ya que don Álvaro murió en 1453 y la construcción de este edificio tuvo lugar 44 años después, en 1497.
PALACIO DEL OBISPO VELLOSILLO
Saliendo de la Plaza Mayor por la calle que limita la Casa de la Torre, se llega a este palacio, construido a finales del siglo XVI.
Fue mandado construir para su sobrino, del mismo nombre, por Fernando de Vellosillo, hijo ilustre de esta villa que llegó a ser obispo y señor de Lugo. Eminente teólogo, participó, en representación de Felipe II, en las deliberaciones del Concilio de Trento y llegó a ser consejero real.
Entre los años 1972 y 1983, y tras muchas vicisitudes, el palacio pasa a ser de propiedad municipal y se procede a realizar una profunda restauración.
En la actualidad, el Palacio del Obispo Vellosillo es sede del importante Museo de Arte Contemporáneo de la villa y de la Biblioteca Municipal.
CASA DEL ÁGUILA
Es éste uno de los edificios más destacados de la villa, debido a su magnífico escudo de armas. Ovalado y sostenido por el águila de San Juan, muestra bordura de ocho armiños y está cuartelado del siguiente modo:
- Dos calderas, correspondientes a los Guzmán.
- Un roble con ondas, de la familia Robles.
- Un árbol acostado con dos cabras empinadas al tronco, que debe de corresponder a los Encinas.
CONVENTO DE LAS MONJAS CONCEPCIONISTAS
Este antiguo convento de la Concepción Franciscana, del siglo XVI, cuenta con una interesante portada en la que luce el escudo de los marqueses de Villena, que fueron sus fundadores.
La Iglesia, de planta grecorromana y estilo románico, cuenta con una bóveda de cuatro tramos y un claustro románico de dos plantas.
En la actualidad, el convento es de propiedad privada y está dedicado a proporcionar alojamiento rural.
IGLESIA SANTA MARÍA LA MAYOR
Esta iglesia, de estilo neoclásico, fue construida, entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, con elementos procedentes de otras parroquias extinguidas de la villa. Destaca principalmente por su emplazamiento y su planta de cruz latina.
Cuenta con un soberbio campanario de 40 metros de altura rematado en espadaña.
Su puerta principal, de columnas estriadas y labrados pedestales, sostiene una hornacina con una imagen de la Virgen con una cruz en el centro.
El interior del templo se distribuye en tres planos: cuerpo de la iglesia, nave del crucero y presbiterio.
El retablo mayor, procedente del desaparecido convento de San Francisco, es de una majestuosidad asombrosa y en él ocupa un lugar preferente la imagen de la Virgen de la Estepa, aunque lo preside el Cristo originario de la desaparecida ermita de Santiago.
La sacristía es una espaciosa y bien iluminada dependencia decorada con cajonería, mesa, cuadros y un altar de la Purísima.
En el cuerpo de la iglesia pueden verse otros altares, varios cuadros, coro y órgano, etcétera, casi todo procedente del convento de San Francisco, y losas funerarias con escudos de la nobleza que en otros tiempos habitó esta villa.
IGLESIA DE SAN MIGUEL
Desde el siglo XII, cuando se construye, hasta el 1 de febrero de 1902, año en que es suprimida para el culto, la de San Miguel Arcángel fue la iglesia principal de la villa.
Se trata de un templo románico tardío, ya en transicción hacia el gótico. Con un ábside semicircular o cilíndrico y una robusta espadaña, su portada, semioculta por la balconada del atrío, construido todo ello en el siglo XVI, muestra la serena belleza de sus rosetones bizantinos.
La finalidad de la citada balconada no era otra que la de servir a los miembros del cabildo eclesiástico como excepcional mirador para asisitir a los festejos taurinos, que en esa época se celebraban en la plaza.
En la actualidad, se encuentra en San Miguel un excepcional sepulcro de alabastro que sirvió de enterramiento para María Álvarez de Vallejo y su marido, Pedro Gutiérrez, secretario y tesorero de don Diego I López Pacheco y de su segunda esposa, doña Juana Enríquez, marqueses de Villena.
El emplazamiento original del sepulcro fue otra iglesia románica del pueblo, la de San Juan, donde el tesorero y su mujer costearon la construcción de una capilla monumental gótica -la de San Sebastián- que lo albergara. Sin embargo, a finales de los años sesenta del pasado siglo XX, la iglesia de San Juan pasó a manos privadas y tanto el sepulcro como la reja de la capilla vinieron a San Miguel.
Hoy la iglesia de San Miguel aloja la Oficina de Turismo durante los meses de verano, y en ella se programan exposiciones, conciertos y otros actos de carácter cultural.
Crismón de la iglesia San Juan Evangelista
EX CONVENTO DE SAN FRANCISCO
Situado a las afueras de la villa, junto a la carretera que conduce a Aranda de Duero, este convento fue fundado por san Francisco de Asís en el año 1214.
La historia recoge que en él se reunieron don Fernando de Antequera, señor de Ayllón, la reina Catalina de Lancáster y el entonces rey niño Juan II, junto con fray Vicente Ferrer, poco antes de que el primero se convirtiera en rey de Aragón en 1411.
También pernoctó en su famosa hospedería, allá por 1581, la santa andariega Teresa de Jesús, procedente de Soria, donde acababa de fundar el convento de la Santísima Trinidad. La acompañaba, cómo no, su inseparable compañera sor Ana de San Bartolomé.
En 1601, el convento de San Francisco sufrió un aparatoso incendio, tras el cual fue sometido a una importante reforma.
Entre 1802 y 1813 los frailes hubieron de dispersarse, acosados por las tropas francesas que habían invadido la Península.
En 1845, el Estado se hace cargo del complejo y, tras pasar por diversas vicisitudes, acabó siendo de propiedad privada. En la actualidad, funciona como establecimiento hostelero.
Sus dos antiguos y magníficos retablos acabaron encontrando acomodo en la iglesia parroquial de Santa María de Riaza y en la de Santa María la Mayor de Ayllón.
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