El objetivo es llegar a Santiago de Compostela y visitar la tumba del Apóstol Santiago el Mayor. Sin embargo existen otras muchas razones para seguir algunas de las rutas que llevan hasta la capital de Galicia y que el año pasado recorrieron 215.880 personas de 156 países diferentes. Esto convirtió 2013 en el año no santo con más afluencia de peregrinos.
Además de los motivos religiosos —que mucha gente alega al llegar a la ciudad santa para obtener la Compostela, el papel que acredita haber recorrido a pie al menos los últimos 100 kilómetros del Camino de Santiago—, existen otras razones que pueden animarnos a unirnos a esta ruta durante el verano. Desde la meramente económica (el gasto medio diario ronda los 30 euros) hasta que se trata de una buena forma de conocer gente, visitar lugares a los que no llegaríamos de otra forma, hacer ejercicio (andar rápido es más saludable que correr, según los expertos) o desconectar del asfalto y entrar en contacto con la naturaleza.
Quien haya recorrido alguna vez alguna de las etapas del camino sabrá que el asfalto y especialmente las carreteras se evitan en la mayoría de los trazados. La ruta se recorre entre árboles, cerca de ríos y con vistas al mar. Lugares que nos alejan del estrés y que facilitan la desconexión. Como diría el actor Martin Sheen cuando rodó en 2011 la película The Way, haciendo el Camino de Santiago se vive una "verdadera transformación interior" y hay espacios que invitan especialmente a ello.
A continuación recogemos algunos de las mejores estampas que nos encontraremos en las etapas del Camino de Santiago y que nos ayudarán a olvidarnos de la rutina. No todas están en España: la ruta a Compostela puede empezarse en otros países de Europa. Hay caminos que arrancan en Francia, otros en Italia y algunos empiezan desde Alemania.
Vía de Rocamadour en Limousin (Francia)
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