Esta noche es una noche muy especial para una ciudad española en concreto, aunque bien es cierto que muchos municipios del país están justo ahora de celebraciones y fiestas populares. No obstante, tan especial es la noche de hoy que hasta podría asegurarse que quizás es la más importante del año para sus habitantes. Hoy Elche está de celebración, y de la grande.
Esta noche es la nit d’albà (que sin abreviarlo significa ‘Nit de l’Albada’, o lo que es lo mismo, Noche de la Alborada en castellano) en Elche. Cada 13 de agosto, la ciudad vive uno de los acontecimientos pirotécnicos más importantes de la península y celebra, por todo lo alto, esta festividad en honor a la Virgen de la Asunción.
Con motivo de las fiestas patronales de Elche, esta misma noche los ilicitanos comenzaran a eso de las once–el reglamento o tradición manda hacerlo exactamente a las 23.15 horas- a disparar abundantes fuegos artificiales, la mayoría de los cuales son lanzados desde las mismas terrazas de los habitantes.
El volumen llega a ser realmente impresionante, puesto que sólo por poner un ejemplo cabe remarcar que hace 3 años se dispararon cerca de 17.000 kilos netos de pólvora. Aunque esto de tirar cohetes parece muy moderno y popular –no sólo en Elche sino en toda la Comunidad Valenciana-, la nit d’albà parece remontarse a tiempos de la Edad Media, en la que las familias tiraban un cohete por cada hijo que habían tenido, agradeciéndoselo así a la Virgen.
Lo espectacular de la nit d’albà no son los fuegos artificiales en sí, que también, sino el efecto que provocan en la ciudad. Y es que para que éstos sean mucho más sorprendentes, el Ayuntamiento tiene por norma minutos antes cortar directamente el suministro eléctrico de todo Elchepara así dejar la ciudad en la más completa oscuridad.
De esta manera, y en ese paréntesis entre el apagado de luces y el inicio de los fuegos artificiales, se empieza a escuchar el Himno de la Coronación, del Misterio de Elche; justo después, y a medianoche, desde la Basílica de Santa María se lanza un conjunto de cohetes (que pueden ser miles) y que iluminan casi toda la ciudad, llegando a un radio de hasta 800 metros. Así, por unos segundos, la ciudad, a pesar de tener el suministro de luz cortado, se ilumina como si fuera una mañana cualquiera, motivo por el cual la festividad se llama nit d’albà.
Más adelante, es tradición también comer sandías, así como hacer guerra de ‘carretillas’ , un tipo de petardos que, al ser lanzados, se elevan considerablemente, siendo cada una de ellas de características diferentes. Sin reglas, los participantes sobre todo se visten con ropa vieja y totalmente protegidos para no quemarse, eso sí, llevan una mochila en la que guardan los cohetes o ‘carretillas’. Algunos de éstos, además, suelen pedir agua a los vecinos de los balcones, la mayoría de los cuales responden tirándoles agua bien fría en cubos.
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